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Desde hace años, la industria utiliza de manera habitual sustancias químicas y tecnologías térmicas para obtener compuestos –sustancias aromáticas, aceites vegetales, productos antioxidantes…– de las plantas y los alimentos. Sin embargo, estas actividades suscitan actualmente preocupación por sus posibles efectos en la salud y en el medio ambiente.
Para hacer frente a los nuevos retos, han surgido tecnologías verdes que permiten aislar y recuperar esos compuestos con el mínimo daño posible. Cada una de ellas tiene sus ventajas y desventajas.
En los últimos años, esta técnica ha sido reconocida como una “tecnología amigable” con el medio ambiente, como confirman muchos estudios.
Su principal ventaja es que permite hacer una extracción libre de toxinas mediante solventes (compuestos químicos para disolver, suspender o extraer otros materiales) que cambian de estado al someterlos a condiciones de alta presión y temperaturas suaves.
Aunque no es la tecnología más barata, gracias a la extracción supercrítica se obtienen productos funcionales sin afectar a sus propiedades o a los ecosistemas naturales. Así, por ejemplo, son descafeinados los granos de café y las hojas de té, se separan los sabores amargos del lúpulo y son obtenidas diversas sustancias aromáticas a partir de plantas.
Fuente: Ciencia UDG